Las albóndigas de pollo en salsa napolitana de mi Italia, son las albóndigas más ricas que he probado en toda mi vida. Ahora que vivo sola y lejos de casa, he pedido a mi madre que me de la receta porque no puedo mucho tiempo sin probarlas y ahora que tengo la receta, la quiero compartir con todos vosotros porque esta maravilla de comida no puede estás oculta, ja ja ja. Espero que las hagáis y os estén tan buenas como me lo están a mí.
Lo primero que haremos será picar muy bien las pechugas de pollo y colocarlas en un bol.
Después, vamos a pelar la cebolla. Hay que picarla finamente y rehogarla en una sartén con dos cucharadas de aceite de girasol. Una vez sofrita, la escurriremos y la añadiremos al pollo.
A continuación, agregaremos al pollo el pimiento, los dientes de ajos (previamente pelados) y el perejil picados. Mezclaremos la preparación y condimentaremos con pimienta, nuez moscada y sal a gusto.
Seguidamente, vamos a remojar la miga de pan en la leche hasta que quede blandita, escurrirla bien y la incorporaremos a la preparación anterior. Mezclaremos muy bien.
Ahora, vamos a pasar a armar las albóndigas. Para ello, vamos a pasarlas por harina, por huevo batido y por pan rallado. Las tenemos que freír en abundante aceite caliente para dorarlas ligeramente. Conforme se vayan dorando, las retiraremos del aceite y las escurriremos en una bandeja con papel absorbente. Reservarlas.
Luego, para preparar la salsa, tenemos que pelar y picar la cebolla, rehogarla en una sartén con un poquito de aceite hasta que queden transparentes. Incorporaremos el tomate frito y condimentaremos con pimienta, orégano, pimentón y sal a gusto. Agregaremos la cucharadita de azúcar, un chorrito de agua y mezclar.
Hay que colocar las albóndigas dentro de la salsa y dejarlas cocinar a fuego entre medio y lento durante 15 minutos.
Pasado el tiempo, vamos a retirar la preparación del fuego y esparciremos por encima una cucharada de perejil fresco picado.
Finalmente, vamos a servir las albóndigas de pollo en salsa napolitana en cazuelitas como aperitivo con rodajitas de pan, o bien, acompañadas de arroz blanco, de patatas fritas u horneadas o puré de patatas.
¡Deliciosas!