Los árabes acostumbran a aderezar con una pizca de canela las naranjas antes de comerlas… ellos fueron los que dejaron tras su paso por la península ibérica esta especia, delicada, dulce y de probados efectos afrodisíacos… Si además añadimos algunos frutos rojos, como la fresa o la frambuesa, esta receta se convierte en un postre de lo más sugerente y sensual
Paso 1:
En un bol con agua, rehidrata los frutos rojos durante 15 minutos si has optado por usarlos secos (que son muy prácticos). Pasado ese tiempo, acerca un cazo al fuego con el agua de rehidratar los frutos y los frutos rojos y da un hervor durante unos 5 minutos.
Paso 2:
Saca los frutos rojos al vaso de la batidora y bátelo junto con el oporto y un poco del agua de cocción. Debe resultar un puré o una salsa espesa.
Paso 3:
Pela el mango y pártelo en láminas. Por su parte, pela la naranja a sangre y saca sus gajos. Pelar ‘a sangre’ una naranja significa hacerlo retirando todas sus membranas y dejando la pulpa al aire. Para hacerlo se necesita cierta práctica y un cuchillo muy afilado con el que cortar en primer lugar las dos bases de la naranja, luego ir cortando la cáscara de arriba hacia abajo…pero cortando un poco la naranja, sin apurar la cáscara. Cuando tengas la naranja entera pelada a sangre, saca gajo por gajo cortando con el cuchillo y retirando las membranas interiores. (Es cierto que al pelar así una naranja se desperdicia algo de la fruta, pero el resultado merece la pena). Reserva las frutas.
Presentación:
Dispón en el plato de presentación la naranja por un lado y el mango por otro con una pizca de azúcar por encima. Espolvorea la naranja con canela, y pon la salsa de frutos rojos por encima del mango.