La primera vez que probé unos mejillones rellenos de bechamel fue en un bar de mi tierra. Cuando me lo pusieron me mostré reacia a probarlos, ya que a mí los mejillones no me gustan. Después, cuando todos los que iban conmigo les encantó, me animé a probarlos yo y que sorpresa, ¡me encantaron! Busque la mejor receta de ellos y nunca conseguía dar con ellos, hasta que después de unos pequeños cambios, logré dar con el sabor exacto. Os ánimos a que los hagáis en casa, os gustarán mucho.
Lo primero que haremos será lavar y limpiar los mejillones. Después, pondremos a calentar en una cazuela grande un vaso de vino blanco, 1 hoja de laurel y unas ramas de perejil. A continuación, introduciremos los mejillones, pondremos la tapa y les daremos un hervor hasta que se abran, señal de que ya están cocido. Seguidamente los retiraremos, picaremos la carne de los mejillones finamente (puedes usar unas tijeras) y reservaremos las conchas..
Luego, en una sartén con un chorro de aceite, añadiremos la cebolla, el pimiento verde y los dientes de ajo muy picados. Rehogaremos todo un poco y sazonaremos a nuestro gusto. Incorporaremos los mejillones picados, mezclaremos bien, probaremos el punto de sal y cocinaremos la mezcla durante un par de minutos.
Para la bechamel, pondremos el aceite en una cazuela, añadiremos la harina, la rehogaremos un poco y verteremos la leche poco a poco, sin dejar de remover. Salpimentaremos y la cocinaremos durante 10 minutos a fuego suave. Iremos removiendo de vez en cuando.
Para finalizar, mezclaremos la bechamel con la mezcla de mejillón y cocinaremos 10 minutos más removiendo de vez en cuando. Dejaremos enfriar.
Finalmente, rellenaremos los mejillones, los pasaremos por harina, huevo y pan rallado y freiremos con aceite nuestros mejillones rellenos de bechamel.
Los serviremos y los decoraremos con perejil.