Un postre delicioso muchas veces no tiene por qué ser sinónimo de plato complicado. En el mercado venden fantásticos ejemplos de preparados a los que podemos recurrir. El pastel fresco de limón y piña es uno de esos ejemplos. Sólo nos hace falta un poco de ganas y seguir las instrucciones para disfrutarlo. ¡Pruébalo!
El primer paso que vamos a hacer es poner en un molde caramelo líquido. En un recipiente, que tenga bastante capacidad, poner el medio litro de leche, añadir el azúcar y el contenido del sobre de pastel fresco, remover un poco y con la batidora, emulsionar dos minutos aproximadamente (seguir las instrucciones, del paquete).
Cuando ya esté batido, poner la mezcla en el molde caramelizado, vertiéndolo poco a poco. Ahora lo vamos a poner en la nevera por espacio de dos horas o más.
Sacar de la nevera, darle la vuelta en un plato grande o bandeja y quitar el exceso de agua del caramelo con una cucharilla.
Una de las formas en las que lo podéis presentar es partiendo cada rodaja de piña por la mitad y ponerlas alrededor del pastel y coronar con un bombón. Poner dátiles junto con la piña en la superficie. También podéis colocar las rodajas de piña en el fondo del molde sobre el caramelo y luego verter la mezcla. No importa como lo presentéis, lo importante es que este pastel fresco de limón y piña está buenísimo.