Un clásico de nuestra gastronomía, el pollo con tomate. Se trata de una receta fácil y resultona, que gusta a todos –mayores y niños- por igual, que se prepara en un santiamén y que resulta perfecto para llevar de picnic o a la piscina.
Paso 1:
Pela el ajo, pártelo por la mitad para retirarle el germen, responsable de que resulte indigesto y repita a algunas personas y pícalo menudo.
Paso 2:
Pela el tomate. Si te resulta muy complicado o no tienes un pelador de verduras de hoja dentada, prepara un cacito con agua hirviendo y un recipiente con agua y hielo. Haz un corte poco profundo en forma de cruz en la base del tomate y escáldalo 30 o 40 segundos en el agua en ebullición. Pásalo inmediatamente al agua helada para cortar la cocción. Ahora la piel saldrá sola. Una vez pelado, pica el tomate en daditos pequeños.
Paso 3:
En una cacerola amplia, con el aceite de oliva bien caliente, sofríe los muslos de pollo por todos sus lados hasta que se doren. Sácalos a un plato aparte.
Paso 4:
En el mismo aceite, incorpora el ajo y sofríe a fuego suave un minuto.
Paso 5:
Incorpora el tomate y pon a punto de sal y pimienta negra. Cocina a fuego medio hasta que se haya evaporado el líquido y el tomate comience a deshacerse, lo que le llevará unos 10 o 15 minutos.
Paso 6:
Añade el tomillo, la hoja de laurel y el romero y agrega el tomate concentrado. Vuelve a poner los trozos de pollo en la cazuela e incorpora también el vino blanco. Sube el fuego unos minutos para que se evapore el alcohol y, después, baja la potencia al mínimo. Deja cocer durante 35 o 40 minutos, tapado.
Presentación:
Ya está listo tu pollo con tomate… sírvelo inmediatamente, mientras aún está bien calentito. Puedes acompañarlo con un poco de arroz basmati simple, o con una buena ración de patatas fritas, sobre todo si lo van a comer los niños… ¡les encantará!
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