El pulpo a la gallega es, para mí, el mejor de los aperitivos que te pueden poner en un bar cuando vas a tomarte algo. Me gusta tanto que probé a hacerlo en casa y, desde entonces, prefiero comerlo aquí.
Lavar bien el pulpo y golpearlo repetidamente con el rodillo. Poner unos dos litros y medio agua en una olla grande en el fuego, y agregar el laurel, la sal y el ajo. Llevarlo a ebullición y, cuando el agua rompa a hervir, tenemos que asustar el pulpo. Para ello lo cogemos por la cabeza y lo metemos y sacamos 3 veces. De esta manera se consigue que quede tieso y no se le caiga la piel durante la cocción.
Entonces, echamos el pulpo y hay que dejarlo cocinarse durante 50 minutos a fuego lento.
Por otro lado cocemos unas patatas en agua y sal.
Pasado este tiempo, vamos a sacar el pulpo de la olla, escurrirlo y cortarlo en trocitos más bien pequeños. Colocarlos en un cuenco grande o en una fuente amplia junto a las patatas cocidas y cortadas en rodajas. Espolvorearemos con la sal gorda. Echamos a continuación, además, el pimentón mezclado con el aceite bañando bien todos los trozos de pulpo para que cojan el gusto.
Ya está listo el pulpo a la gallega, ahora solo falta un poco de pan para acompañar.