Cuando tu familia o tus invitados prueben este postre… no podrán creer que su receta es tan sencilla. ¡Delicioso, vistoso y fácil de hacer! ¿qué más se le puede pedir a un postre?
Paso 1:
Pela la manzana, quítale el corazón y córtala en gajos. Saltéala con la mantequilla, el azúcar y la canela (ya sea una pizca molida o un trozo de rama). Cuando haya adquirido un bonito color tostado y se haya ablandado un poco, retírala.
Paso 2:
Por otro lado, mezcla la almendra molida con la mantequilla, el azúcar moreno, la harina y la sal. También puedes utilizar almendras enteras, pero en este caso tendrás que triturarlas en la picadora para hacer una harina de almendra. Sin embargo, tendrá más sabor.
Paso 3:
Reparte la mezcla en una bandeja y mételo en el horno a 180° unos 15 minutos. Saca la preparación, remuévela y vuelve a meterla en el horno otros 10 minutos. Debe quedar como una especie de harina. Cuando ya esté hecho el crumble, sácalo y déjalo atemperar.
Presentación:
Para servirlo, elige un vaso bonito y pon la manzana en el fondo, reparte el crumble por encima y adorna con una hojita de hierbabuena.
¿Qué manzana es la más adecuada?
La manzana tipo reineta, de forma aplanada y un color amarronado es la mejor para cocinar. Su sabor es agradablemente ácido, pero no en exceso y tiene la ventaja de no deshacerse fácilmente durante la cocción. La manzana tipo Golden, de piel amarilla, carne blanda y también un poco ácida pero no demasiado, también sirve para cocinar en postres como éste.