Hay momentos en los que no se busca una receta para aprender a hacer un plato siguiendo unas determinadas instrucciones. A veces sólo hace falta una idea nueva y sobre todo práctica para solucionar un almuerzo cotidiano cuando no hay mucho tiempo ni cabeza para dedicarle. Estos tallarines con bonito y calabacín son una preparación rápida y facilísima que solventará tanto una fiambrera de lunes como una cena de jueves… ¡y de manera saludable y equilibrada, además!
Paso 1:
Pon una olla con agua a fuego alto. Cuando hierva, añade un buen puñado de sal y los tallarines. Cuécelos siguiendo las instrucciones indicadas en el envase. Cuando estén hechos, escúrrelos, colócalos durante un minuto bajo el chorro de agua fría del grifo para cortar la cocción y resérvalos.
Paso 2:
Lamina finamente los ajos y pica en brunoise (es decir, en daditos pequeños) la cebolla. Lava cuidadosamente el calabacín y córtalo por la mitad a lo largo. Apoya la parte plana en la tabla de cocina y divídelo en rodajas de medio centímetro de grosor.
Paso 3:
Pon a calentar aceite a fuego medio-alto en una sartén lo suficientemente grande como para que quepa toda la preparación. Añade las láminas de ajo, espera a que empiecen a dorarse ligeramente (no mucho más puesto que puede empezar a amargar) y agrega entonces la cebolla.
Paso 4:
Saltea el sofrito hasta que la cebolla se ponga transparente. Es el momento de echar a la sartén las medias lunas de calabacín. Espera hasta que estén tiernas y con un aspecto levemente tostado (si no consiguen tostarse porque sueltan demasiada agua no pasa nada, estarán igual de buenas), removiendo de vez en cuando.
Paso 5:
Añade a la sartén el tomate frito y remueve para que coja temperatura. Finalmente, agrega los tallarines y mézclalo todo, asegurándote de que la pasta se impregne bien de salsa. Espera uno o dos minutos y retira la sartén del fuego.
Paso 6:
Una vez hayas alejado la fuente de calor de los tallarines y el calabacín, añade el bonito desmigado. Es importante no hacerlo mientras aún están cocinándose porque el pescado en conserva se seca con mucha facilidad. Remueve bien para integrar todos los ingredientes.
Presentación:
Sirve tus tallarines con bonito y calabacín en platos blancos y observa el agradable contraste que se crea entre su claridad, el rojo del tomate y el verde intenso del calabacín. ¡Los italianos sabían lo que hacían cuando inventaron la ensalada caprese!
Sugerencia:
Estos tallarines con bonito y calabacín son un plato para el día a día, pero si le quieres dar una sutil pero innegable nota de elegancia, sustituye el bonito en conserva por la ventresca de atún claro de la línea Delicious de DIA.
Alternativas:
Si tienes un poco más de tiempo, puedes elaborar la salsa de tomate por tu cuenta para que sea un plato totalmente casero.
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